RAMIRO CURIESES RUIZ, Presidente de la Liga Palentina de la Educación, en el periódico CARRIÓN. 15.13.2013
Acabo de leer el libro de María Calvo titulado “Los niños con los niños y las niñas con las niñas” Puedo deducir de su lectura que la coeducación de niños y niñas en las escuelas y colegios mixtos perjudica su desarrollo intelectual y personal y por tanto defiende una educación diferenciada. Argumenta esta doctorada en Derecho Administrativo y madre de cuatro hijos que los países más desarrollados de nuestro entorno (Estados Unidos; Suecia; Francia; Alemania; Reino Unido…), ante el escandaloso fracaso escolar y la violencia de género que padecen hoy los colegios, han optado por abrirse a la diferencia y ofrecer clases separadas durante determinadas edades. María Calvo afirma que el resultado de estas experiencias, plasmado en estadísticas y datos empíricos, ha sido en todos los casos y países espectacular: aumento del rendimiento académico; disminución de la violencia de género; mejor ambiente en las aulas; mayor eficacia en la labor docente, etc. Va más lejos en su exposición diciendo que actualmente muchas familias españolas no pueden ejercer su derecho fundamental a elegir la educación que desean para sus hijos, debido a la imposición de un modelo educativo único: la coeducación, haciendo que resulte imposible la opción por un colegio público diferenciado o de único sexo. Finaliza diciendo que esta alternativa resulta además criticada, sin ningún fundamento, desde las más altas instancias del Gobierno estatal y por algunos Gobiernos autonómicos ya que la presuponen discriminatoria.
Estimada María Calvo, desconozco si tu educación fue diferenciada o no, si estudiaste en un colegio público o en uno privado, ignoro si te doctoraste en una universidad pública o privada, no sé donde tienes escolarizados a tus cuatro hijos, lo que sí desearía es compartir contigo algunas reflexiones. El artículo 14 de la Constitución dice: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” Así mismo en el artículo 27.2 expresa que: La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. Admitiendo mis escasos conocimientos como letrado en Derecho Constitucional, lo cual creo importante en la misma medida que una licenciada en Derecho Administrativo admita los suyos en Psicología y Pedagogía, y compartiendo, supongo, el principio de que la educación no es una mercancía, creo que podamos admitir que la educación diferenciada tiene algo de inconstitucionalidad. Podrás razonarme que las familias tienen libertad para elegir el centro educativo que deseen, siempre que no sea sufragado con fondos públicos y con las salvedades que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha manifestado en diferentes ocasiones limitando la libertad de los padres a la elección de centro, ya que no podemos olvidar que nuestros hijos también son portadores de derechos, y la educación es un derecho humano fundamental. ¿Podría una familia elegir para sus hijos un centro cuya filosofía sea la utilización de la violencia de género, la xenofobia, la intransigencia con los disminuidos psíquicos, etc. amparándose en la libertad de elección de centro?
Mi querida María Calvo, la prestigiosa Revista Science, paradigma del método científico por excelencia, en su número de septiembre de 2011 afirma: “La educación diferenciada carece de base científica suficiente y puede exagerar el sexismo”. Yo añado que la educación diferenciada supone un ataque frontal a la igualdad y a la equidad. La diferencia biológica entre niños y niñas no justifica este tipo de educación. Si educamos etiquetando a las personas en lo diferente, haremos esas diferencias importantes y con frecuencia insalvables. Además todos los estudios empíricos sobre las bondades y resultados positivos de la educación diferenciada son sesgados y muy poco rigurosos desde el modelo de metodología de investigación científica.
Terminaré diciendo que los niños con las niñas y las niñas con los niños, mucho mejor. Algunos ya vivimos ese tipo de educación. Tengo dos hijas y estaría encantado que el día de mañana compartieran su proyecto de vida con personas que han sido educadas en los valores democráticos y cívicos que desarrolla el modelo de la coeducación.