¡Qué difícil lo tiene señor Wert! Creo que necesita algo más que diálogo abierto para convencer a la opinión pública de las bondades de su ley. Usted requiere de un buen aparato propagandístico y una misericordiosa dosis de comunicación asertiva para dar respuesta a algunos interrogantes que me asaltan con cierta preocupación: ¿dónde ha quedado el reforzamiento de las humanidades que prometieron desde la oposición?, ¿por qué castigar y expulsar del sistema al que aprende con dificultad?, ¿no le preocupa la desigualdad de oportunidades?, ¿por qué solo educar a una élite?,¿cree usted que a menor inversión mejores resultados?, ¿la reducción del profesorado, a quién beneficia?, ¿la masificación en las aulas construye mejores ciudadanos?, ¿convertir a la escuela pública en escuela caritativa con fiambreras se ajusta a su modelo?, ¿por qué hace invisibles los Derechos Humanos en su curriculum?, ¿pretende que las calificaciones escolares sean predictoras del éxito personal?, ¿la educación emocional carece de importancia en sus esquemas educativos?,¿por qué quiere alejar a las familias de los centros educativos? Estas son cuestiones que conviene aclarar a la ciudadanía y sobre las que sí son necesarias diálogo y comunicación. Sería beneficioso que preguntara a la comunidad educativa por estas evidencias y que se rodee de sabios que le hagan recapacitar; pero eso sí, no haga usted como ese gobernador al que aconteció lo siguiente: un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. “¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad”, dijo el sabio. “¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!”, gritó el Sultán enfurecido. Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: “¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes”. Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: “¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porqué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondió: “Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse”.
Señor Wert ni rodeándose de los mejores sabios comunicadores del reino este anteproyecto de ley educativa será comprendido por la sociedad. No es una cuestión de formas ni de interpretaciones, es sencillamente una ley que no busca el progreso y la excelencia de todos nuestros alumnos, que deja muy poco espacio libre en las aulas y demasiado en la salas de profesores. Un ministro de educación que expresa que:- “la educación es el motor que promueve la competitividad de la economía”- debiera plantearse seriamente su marcha a una empresa privada de corte neoliberal salvaje.
Señor Wert, ¡Créame que lo tiene muy complicado!
Publicado por Ramiro Curieses Ruiz, Presidente de la Liga Palentina de la Educación, en CARRIÓN el 30/10/2012