Publicado por RAMIRO CURIESES RUIZ, Presidente de la Liga Palentina de la Educación, en CARRIÓN. 29.12.12
Cada mañana era un motivo de esperanza en su vida; a pesar de no haber sido afortunado soñaba continuamente con un mundo mejor. Optimista y pesimista al mismo tiempo, no era capaz de desterrar definitivamente al miedo de su vida. Decía que el miedo es una emoción irremediablemente humana. Una vez le oí decir que habíamos decidido sustituir los sueños de nuestras vidas por el placer de dormir y casi sin darnos cuenta estábamos adormilados de día y noche. Maestro de vocación y profesor por accidente entendía la vida como un ejercicio constante de búsqueda y superación. El tropiezo con los otros, la mirada directa a los ojos de las personas, la voluntad de perdonar y especialmente el deseo de solidarizarse con las causas injustas habían hecho de él una persona más sensible que racional. Mil veces se le había caído la esperanza en trozos, pero siempre la construía de nuevo.
Era su gran día. Después de impartir más de mil conferencias y haber viajado por medio país, se enfrentaba por primera vez, en un gran paraninfo, a una ciudadanía ávida de expectación, pero también preocupada por el cariz que habían tomado los últimos acontecimientos. Una dificultad que él consideraba importante era aquella que desfilaba por su mente y que no era otra que la de situarse enfrente de la gente que le había visto nacer, crecer y vivir.
Todo estaba dispuesto para el gran discurso, quizás su última conferencia en la ciudad que le dio la luz. Había una mezcla de curiosidad, atención y latencia que atravesaban los muros del recinto. Eso le hacía sentirse importante al mismo tiempo que responsable.
Por fin tomó la palabra y reproduzco literalmente lo que aquel hombre de blanco y negro nos comunicó:
“Querida, estimada y comprometida ciudadanía. Ha llegado el momento de soñar, de soñar con todo aquello que nos libere de esta opresión humana. Empezaré diciendo que jamás abandoné la militancia en la utopía como forma de vida por entender que únicamente desde la ilusión objetiva se puede construir un mundo más humanitario. Estamos a punto de permitir que nos hipotequen el futuro sin tener asegurado el presente. Sueño con la erradicación de la hipocresía en la vida de las personas, especialmente de aquellas a quienes les hemos dado poder y tienen la obligación de gobernar el mundo que no es suyo sino de todos. La mentira es la gran fábrica de la desigualdad e inmoralidad que habita de norte a sur sin ponerle fronteras con radares de vigilancia extrema. La falsedad tiene la habilidad de disfrazarse de otras muchas formas. Sus caras son ilimitadas. Sueño con la posibilidad de dotar genéticamente a la especie humana del cromosoma de la solidaridad. El encuentro con los otros nos obliga a comprender sus necesidades. Existe una posibilidad muy grande de salvarnos como personas si entendemos que la escucha del otro es necesaria. Sueño con la idea de que la justicia y la libertad se proclamen en el primer artículo de todas las declaraciones y constituciones del mundo. No es posible caminar por el mundo sin llevar tatuadas en la piel estas palabras. Reclamo a los dioses que ejerzan vigilancia especial por el cumplimiento de estos derechos en todo el planeta. La libertad y la justicia deben convertirse en el alimento básico de nuestras dietas, en la alianza prometida. No renunciemos a la idea de ver unidos en matrimonio a estos dos ideales incluso aceptando el pensamiento de que lo que el hombre une no lo separen los dioses. Sueño con los amores imposibles que sean capaces de agitarnos intensamente, de ir en su búsqueda aun sabiendo que no llegaremos nunca a ellos. Acepto la idea de acercamiento continuo sin conquistar definitivamente al ser amado. El caminar constante lejos de hacerme sufrir nos hace más humanos, es emocionante tratar de alcanzar lo imposible, ahí está uno de los grandes valores de la vida, luchar sabiendo que la victoria es una quimera. Sueño con construir un nuevo diccionario y suprimir definitivamente vocablos como trinchera, cárcel, guerra, hambre, esclavitud, infamia, tortura, miedo, odio e injusticia. Invitaré a toda la ciudadanía a que formen parte de esta Academia y a prestar juramento en libertad de no recuperarlas ni aún en tiempos de crisis. Este nuevo diccionario no tendrá pastas de piel sino letras grabadas en el viento, en el mar y en el cielo. Sueño con una escuela que coloque por fin en el centro de su ordenamiento al mundo de las emociones de quien enseña y quien aprende. Una escuela que contemple a las personas como lo que son, criaturas ávidas de curiosidad e interés. Una escuela en la que los conocimientos no sean más que una excusa y no un fin para repudiar a la cultura y en la que el juego sea área troncal y transversal. Una escuela, en definitiva, que le hable por lo menos la misma cantidad de tiempo al corazón que a la cabeza y en la que el niño tenga la posibilidad real de serlo. En todos los edificios escolares debiera figurar una gran inscripción en la que se pudiera leer: “fábrica de sueños de la excelencia”. Sueño con un mundo que eleve a la categoría de estupidez a la ambición. No hay pasión humana más baja que la que se refiere a la acumulación de riqueza. La batalla entre el ser y el tener será ganada sin duda alguna por la primera y será entonces cuando descubramos todo el tesoro que encerramos cuando desterremos a la envidia de nuestras existencias. No habrá nada más importante para un ser humano que otro ser humano. Sueño con los siameses del éxito y fracaso pensando que deben viajar bien unidos en nuestra mochila. El uno sin el otro no pueden vivir, están condenados a entenderse infinitamente. Durante algún tiempo se nos ha presentado a uno de ellos como el más importante, como un galán al que todos debemos conocer y tocar y hemos tratado de extirpar al otro sin darnos cuenta de que el fracaso es el que realmente nos construye como personas. Siameses de por vida que deben vivir atados, bien atados hasta nuestra eternidad. Querida ciudadanía os invito a soñar conmigo.”
El hombre que vestía de blanco y negro permaneció algo más de un minuto en silencio. La ciudadanía no dio respuesta alguna. Poco a poco se fue vaciando la sala. Solamente permaneció en ella una pareja de jóvenes. Vestían también de negro y blanco. Se acercaron al hombre y se fundieron en un sueño….
¡FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO PRÓXIMO DE GRANDES SUEÑOS!
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