Artículo de RAMIRO CURIESES RUIZ, Presidente de la Liga Palentina de la Educación en el CARRIÓN del día 17.05.2013
“Nasrudín estaba sentado conversando con un amigo cuando caía la noche.
-Enciende una vela –dijo el amigo–, pues ya ha oscurecido. Encontrarás una a tu izquierda.
- ¡Tonto¡ ¿Cómo puedo distinguir mi izquierda de mi derecha en la oscuridad? -preguntó Nasrudín.”
Es de sobra conocido que el cerebro se divide en dos hemisferios: el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo. También sabemos que estos dos están unidos por el cuerpo calloso, el cual, si se llegara a extirpar no produciría ningún tipo de cambio en el comportamiento humano a primera vista. Sabemos que el hemisferio derecho controla nuestro lado izquierdo del cuerpo, y que el hemisferio izquierdo controla nuestro lado derecho. Está demostrado que el hemisferio derecho está especializado en realizar tareas visuales, espaciales, artísticas y musicales y que el hemisferio izquierdo está especializado para realizar tareas de lógica, verbales, analíticas y racionales.
La realidad exterior la percibimos con nuestros sentidos y es el cerebro el que procesa esa información de acuerdo a nuestros conocimientos que tenemos almacenados en la memoria para poderles dar un significado y continuidad. Para resumir, podría decir que cada hemisferio, en cierto sentido, percibe su propia realidad; o quizás debiera decir que percibe la realidad a su manera. Ambos utilizan modos de cognición de alto nivel. Afirmaría que cada uno de nosotros tiene dos mentes conectadas e integradas por el cable de fibras nerviosas que une ambos hemisferios y ninguno de ellos es más importante que el otro. Para poder realizar cualquier tarea necesitamos usar los dos hemisferios, especialmente si es una tarea complicada.
Entender, en general, a la clase política actual es una tarea complicada, pero especialmente se convierte en un arte de alto nivel mental cuando se trata de comprender las explicaciones que nos dan sobre la situación económica que padecemos. Os confieso que hace cuatro años (en la actualidad tampoco) yo no sabía lo que significaban palabras como: “prima de riesgo”, “agencia de calificación”, “deuda soberana”, “rating”, “crecimiento negativo”, “deflación”, “estanflación”, etc. He tratado de usar mis dos hemisferios cerebrales, haciendo un ejercicio de alto nivel cognitivo, para desentrañar el significado y el alcance de estas palabras en el plano real de nuestras vidas y no he sido capaz. Tengo la sensación de que se produce en mi cerebro un “hueco blanco” que no es competente para comprender o interpretar cómo afectan estos vocablos a personas que vivimos sin pertenecer a la clase política. Me produce una “negativa delectación” y una angustia observar como la famosa “prima de riesgo” mejora y que el nivel “macro” va por la buena senda y sin embargo aumente el paro, el nivel de indignación social, la insatisfacción colectiva, la desesperanza social, etc. Siempre pensé que el grado de satisfacción de las personas era lo más importante para la clase política, entendiendo por grado de satisfacción cuestiones como el acceso al trabajo, a una vivienda, dar estudios a los hijos, tener una pensión digna, una asistencia sanitaria de calidad, poder disfrutar con el ocio, etc., etc. Hoy es más importante que la “prima de riesgo” vaya bien, según los grandes expertos en economía, que son los sabios y gurús del siglo actual, porque es lo que nos hará felices.
He tratado de averiguar si esto que me pasa a mi le ocurre al resto de la sociedad y he llegado a la conclusión de que es algo muy generalizado. Es una cuestión de torpeza cerebral que tiene que ver con los hemisferios cerebrales. Me he acordado de aquel ejercicio que hacíamos en la universidad y que consistía en hacer círculos con el pie derecho en el sentido de las agujas del reloj sin tocar el suelo y a continuación hacer el número seis en el aire con la mano derecha. Si lo intentáis observareis como es imposible hacerlo bien. ¿Curioso, verdad? Está demostrado que en nuestro cerebro existen “huecos”. Estos huecos nos hacen ser torpes en la comprensión y ejecución de tareas. Quiero pensar que son estos los causantes de las dificultades que tenemos para comprender el lenguaje de los gobernantes en nuestro país. Claro que existe un riesgo aún mayor que consiste en llamar a los “hombres de negro” o miembros de la “troika”, esos tecnócratas profesionales incorruptos y que nos lo expliquen. ¡Ya me gustaría pasarles la prueba de hacer círculos con el pie derecho y el número seis! Afirmarían sin ningún tipo de rubor que ellos lo hacen sin dificultades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario